jueves, 29 de marzo de 2012

Cobardía y masoquismo

Bailare, estrellandome en mis suelos, subiendo hasta el cielo y bajando a los infiernos, al mio. Posare un pie sobre el parque, lentamente me moveré, iré cogiendo fuerzas y.... dos,tres,cuatro piruetas. Así, hasta que mi mente gire tanto que me haga caer. Un golpe fuerte, como el que me has dado, y que yo caiga de nuevo, esta vez sin ti. Caer sin algodones, duele. Pero mi masoquismo puede, a veces, mas que mis momentos racionales. Con el dolor escapo. Llámame cobarde, si quieres, pero escapar a veces, es la mejor opción para vivir. Llámame desastre, si quieres, pero nunca entenderás el desastre de mi cuerpo, el desastre de mi mente. Puedes hablar sin saber, esta bien, pondré la música al máximo, hasta que me quede sorda, hasta que sangren mis oídos, hasta que no escuche ni esta voz de mi cabeza. Déjame marcharme por favor. Déjame caer. Déjame escapar de aquí. Déjame reventar mi garganta. Haré una lluvia en mi estomago. Prometo recoger lo que quede de mi, para que nunca te acuerdes. Borrare mis pisadas, no sera difícil, nunca fui de dejar huellas imborrables. Mi carmín ser ira de tus labios. Mis manos de tu cielo. Nuestro despertar de nuestras noches. Mis sueños se han vuelto pesadillas. Por eso, déjame marchar. No me salves. No perdonaría hacerte ni un solo rasguño en esa piel tuya. Déjame marchar. Curare mi mente aquí en el suelo, recompondré mi cuerpo. Y cuando mis pies se levanten tu estarás sonriente. A su lado. Quien podrá darte ese cielo tuyo, quien te quitara las correas a las que tu mismo te encadenaste, quien podrá ser tu mar y quien acariciara tus ojos cuando no veas mas. Escribe tu biografía en ella, cuenta sus lunares, respira de su boca que en la mía no queda aire limpio.

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